Columna de Opinión
“¿Somos los
familiares los que debemos reconciliarnos con el Estado? ¿Somos las víctimas
las que debemos reconciliarnos con los asesinos? ¿O es el Estado el que debe
reconciliarse con nosotros?”
Esas fueron las palabras de Gisela Ortiz, familiar
de uno de los desaparecidos de la Universidad La Cantuta. En respuesta, a lo
declarado por el ministro de trabajo, Rudecindo Vega, quién plantea una
amnistía general, aún en los casos de violación a los derechos humanos.
Tras conmemorar a las víctimas de la
violencia subversiva en el monumento al Ojo que llora. Gisela Ortiz, declaró que cree en la reconciliación, pero la del Estado con las víctimas, porque se violaron los derechos humanos por una abandono de esté ante los hechos de
violencia de Sendero Luminoso y el MRTA.
Han pasado veinte años de los hechos que
ensombrecieron a La Cantuta, pero aún en las palabras de Gisela Ortiz, hermana
de uno de los desaparecidos, podemos notar el dolor que siente a revivir esos
momentos, más aún cuando quieren dar
amnistía aquellos que considera culpables de la muerte de su hermano.
El principal de los culpables para ella, es
el Estado. Como cabeza representativa, al presidente de aquellos años, Alberto
Fujimori, quién podría beneficiarse con el indulto, de confirmarse su crítico
estado de salud ¿ Así se castiga a los responsables de los crímenes?
Mucho se puede decir al respecto, como: que
el presidente desconocía el accionar de las fuerzas armadas, aún cuando él
decía llamarse, jefe del comando conjunto. Que Vladimiro Montesinos, daba
órdenes a los militares a espaldas de Alberto Fujimori o que el Grupo Colina,
decidió arremeter contra supuestos acusados de terrorismo, cometiendo excesos y
bajo las órdenes del general Hermosa Rios.
La verdad, es que muchos fueron los culpables
del derramamiento de sangre, algunos de ellos con uniforme y otros bajo la
sombra de una ideología que solo enseñaba a matar. Lo cierto, es que como
consecuencia del terrorismo murieron miles de peruanos, familias que no
pudieron despedirse de sus seres queridos.
Al parecer, estamos muy alejados de la
reconciliación nacional.
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